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Crónica de un acto hermoso por Cuba y Venezuela

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El auditorio “Agustín Tosco” del sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba lucía sus mejores galas. Había sido prestado generosamente por ese gremio para el acto político-cultural de solidaridad con Cuba socialista y Venezuela Bolivariana.

También figuraban en la convocatoria otros dos temas importantes, como reclamar la libertad del expresidente brasileño Lula da Silva, que había cumplido el 7 de abril un año de injusta detención. Y reafirmar los derechos soberanos de Argentina sobre Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, usurpadas por el imperio británico.

En el hall ese viernes 12 de abril compañeros y compañeras que intercambiaban opiniones políticas. Organizaciones adherentes ponían sus mesitas con periódicos, libros, afiches y una cooperativa de mujeres colgaba sus prendas que venden a precios populares. Había banderas del PL, PC, Patria Grande y La Colectiva, junto con las de Argentina, Cuba y Venezuela.

Las palabras de los oradores, así como luego la voz de Irene Livolsi y las guitarras de “Canción Urgente”, espectáculo dirigido por Mariano Saravia, se escuchaban muy bien. La presentadora del acto, Irina Santesteban, agradeció que ese sonido había sido el aporte solidario del sindicato Surbacc de Mauricio Saillén. Antes había agradecido a Luz y Fuerza y su secretario general Gabriel Suárez, que abrió sus puertas para esta muestra solidaria.

Irina explicó que el acto estaba organizado por el Espacio Venezuela Bolivariana se Respeta, y por MASCUBA Córdoba, ambas integradas por numerosas organizaciones sociales y políticas.

La primera oradora fue Cristina Mancini, quien leyó una carta de la diputada del Parlasur, Cecilia Merchán, de La Colectiva, elegida titular de la Comisión de Derechos Humanos de ese parlamento, quien puso énfasis en reclamar la libertad de Lula.

Luego fue el turno de Sergio Ortiz, del PL, quien habló por MASCUBA. Se sumó al reclamo por Lula y agregó los casos de Julian Assange preso de los británicos y de Milagro Sala, presa política del gobierno de Macri. Sergio planteó que cada uno de los presentes puede hacer cosas en apoyo a Cuba y Venezuela. Por caso, un estudiante de Trabajo Social puede ayudar en una pesquisa en un barrio para Operación Milagro, un abogado puede hacer una denuncia penal por usurpación contra Elisa Trotta, seudo embajadora designada por Guaidó y aceptada por Macri; una maestra puede llevar sus alumnos al Museo del Che en Alta Gracia; un sindicato puede hacer en su boletín un reportaje a los trabajadores del Astillero Río Santiago para difundir que Hugo Chávez los salvó al encargar dos barcos, etc.

Más tarde habló Melisa Suárez, de Patria Grande, quien había estado en misión solidaria en Venezuela en enero pasado. Ella fue desgranando argumentos para refutar la campaña intervencionista de Trump. Que mostraban fotos de Katrina como si fueran de Venezuela. Que hablaban del desabastecimiento, pero no explicaban que no era culpa de Nicolás Maduro, que viene mejorando ese abastecimiento mediante los CLAP, etc. Melisa dijo que el pueblo y gobierno bolivariano está resistiendo y organizando sus comunas y formas activas de participación popular desde abajo, reivindicando que se han entregado al pueblo 2.5 millones de viviendas.

Finalmente cerró la parte política el embajador de Cuba, Orestes Pérez Pérez, quien dijo estar muy feliz de estar nuevamente en Córdoba y dentro de un país al que Fidel Castro había visitado en cuatro oportunidades.

El diplomático comparó las agresiones norteamericanas contra Cuba y Venezuela. “En el caso de Cuba sistema de sanciones es más complejo de levantar por estar codificado el bloqueo en la Ley Helms Burton. En el caso de Venezuela las sanciones económicas comienzan a delinearse a partir del segundo mandato de Obama y recrudecen con el gobierno de Trump”, dijo.

No limitó su denuncia a los sabotajes a la economía, por ejemplo, las habidas contra el sistema eléctrico en Venezuela, sino también a las campañas mediáticas contra ambos procesos revolucionarios: “hacen una satanización de los líderes de los gobiernos de ambos países, calificándolos de dictaduras y manipulan políticamente el tema de los derechos humanos”.

“Ellos hablan de democracia, añadió, pero desde EE UU organizan atentados para tratar de asesinar a líderes de ambas revoluciones”, en referencia a los 638 intentos de matar a Fidel Castro y el reciente atentado con drones contra Maduro.

Pérez cuestionó los planes de aislamiento regional de Venezuela “a partir del cambio en el mapa político de América Latina y el Caribe con el ascenso de gobiernos de derecha, con la OEA como principal escenario de maniobras aislacionistas”.

El embajador fue muy aplaudido por el público y mucha gente se le acercó para saludarlo y agradecerle, sacarse fotos, etc. El suyo fue el cierre político excelente de una actividad seguida con entusiasmo por 300 personas.

Cuando bajaron los oradores del escenario hubo una intervención artística del Comité por la Libertad de Milagro Sala, subiendo treinta personas con carteles y fotos de Milagro y demás presos políticos de Macri. Fue otro momento muy emotivo.

Pero ahí no terminó la cosa, porque faltaban las seis canciones del conjunto de Mariano Saravia, quien hizo excelentes comentarios históricos, acompañando a un excelente guitarrero más la voz superlativa de Irene Livolsi entonando canciones tradicionales y modernas de Venezuela.

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