Bibliografia
Sobre la rectificación de las ideas erróneas en el Partido
* Resolución redactada por el camarada Mao Tse-tung para el IX Congreso de la Organización del Partido en el 4.ƒ Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo. La formación de las fuerzas armadas populares de China ha sido un proceso difícil. El Ejército Rojo de China (llamado VIII Ejército y Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército durante la Guerra de Resistencia contra el Japón y, hoy, Ejército Popular de Liberación) nació el 1.ƒ de agosto de 1927, con el Levantamiento de Nanchang. En diciembre de 1929, tenía ya más de dos años de existencia. Durante este período, la organización del Partido Comunista en el Ejército Rojo aprendió mucho y acumuló una experiencia bastante rica en el curso de la lucha contra diversas ideas erróneas. En la presente resolución, el camarada Mao Tse-tung hizo un resumen de esta experiencia. Esta resolución permitió al Ejército Rojo construirse enteramente sobre una base marxista- [cont. en p. 112. — DJR] leninista y eliminar todas las influencias de los ejércitos de viejo tipo. Fue aplicada no sólo en el 4.ƒ Cuerpo de Ejército, sino también, más tarde, en todas las demás unidades del Ejército Rojo, y así éste se transformó completamente en un verdadero ejército popular. Durante los últimos veinte y tantos años, se ha registrado un notable desarrollo y se han realizado múltiples innovaciones tanto en las actividades del Partido como en el trabajo político dentro de las fuerzas armadas populares de China. Actualmente se presenta en este terreno un cuadro muy diferente, pero la línea fundamental sigue siendo la determinada por esta resolución.
Diciembre de 1929
En la organización del Partido Comunista en el 4.ƒ Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo, existen diversas ideas no proletarias; que obstaculizan en gran medida la aplicación de la línea correcta del Partido. Si estas ideas no se corrigen definitivamente, será imposible que el 4.ƒ Cuerpo de Ejército se haga cargo de las tareas que le ha encomendado la gran lucha revolucionaria de China. Las distintas ideas incorrectas que existen en esta organización del Partido tienen su origen, como es lógico, en el hecho de que la base de dicha organización está compuesta, en su gran mayoría, de campesinos y otros elementos procedentes de la pequeña burguesía; pero el hecho de que los organismos dirigentes del Partido no hayan combatido de manera coordinada y resuelta esas ideas incorrectas, ni hayan educado suficientemente a sus militantes en la línea justa, es también causa importante de su existencia y desarrollo. Este Congreso, de conformidad con el espíritu de la carta de septiembre del Comité Central, señala aquí las manifestaciones de las ideas no proletarias en la organización del Partido en el 4.ƒ Cuerpo de Ejército, así como su origen y los métodos para rectificarlas, y llama a todos los camaradas a luchar por eliminarlas completamente.
SOBRE EL PUNTO DE VISTA PURAMENTE MILITAR
El punto de vista puramente militar está muy desarrollado entre una parte de los camaradas del Ejército Rojo. Se manifiesta en lo siguiente :
- Estos camaradas consideran los asuntos militares y la política como opuestos entre sí y se niegan a reconocer que lo militar constituye tan sólo uno de los medios para cumplir las tareas políticas. Algunos van aún más lejos al afirmar que “si lo militar marcha bien, lo político naturalmente marchará bien; si lo militar no marcha bien, tampoco marchará bien lo político”, concediendo así a los asuntos militares una posición rectora sobre la política.
- Piensan que el Ejército Rojo, a semejanza del ejército blanca, tiene una sola tarea: combatir. No comprenden que el Ejército Rojo de China es una organización armada que ejecuta las tareas políticas de la revolución. Especialmente en el momento actual, el Ejército Rojo de ningún modo debe limitarse a combatir; además de combatir para destruir las fuerzas militares del enemigo, debe tomar sobre sí otras importantes tareas, tales como hacer propaganda entre las masas, organizarlas, armarlas y ayudarlas a establecer el Poder revolucionario e incluso organizaciones del Partido Comunista. El Ejército Rojo no combate simplemente por combatir, sino para hacer propaganda entre las masas, organizarlas, armarlas y ayudarlas a establecer el Poder revolucionario. Sin estos objetivos, combatir carecerá de sentido, y el Ejército Rojo perderá su razón de ser.
- Por consiguiente, en lo organizativo, subordinan los organismos del Ejército Rojo encargados del trabajo político a aquellos encargados del trabajo militar y plantean la consigna de “Extender la autoridad del Estado Mayor a las actividades exteriores del Ejército”. Si se permite que esta idea siga desarrollándose, surgirá el peligro de separarse de las masas, de que se establezca el control del ejército sobre el gobierno y de apartarse de la dirección del proletariado, es decir, de resbalar hacia el mismo camino de caudillismo militar que sigue el ejército del Kuomintang.
- Al mismo tiempo, en el trabajo de propaganda, subestiman la importancia de los equipos de propaganda. En cuanto a la organización de las masas, no se preocupan de crear comités de soldados en el Ejército ni de organizar a las masas obreras y campesinas locales. Como resultado de ello, se encuentran abandonados el trabajo de propaganda y el de organización.
- Se envanecen al ganar una batalla y se desalientan al sufrir una derrota.
- Seccionalismo. Se preocupan únicamente por el 4.ƒ Cuerpo de Ejército y no comprenden que armar a las masas locales constituye una tarea importante del Ejército Rojo. Esta es una forma ampliada del grupismo.
- Sin ver más allá del limitado medio del 4.ƒ Cuerpo de Ejército, unos cuantos camaradas creen que fuera de él no existe otra fuerza revolucionaria. De ahí su extremado apego a la idea de conservar su fuerza y evitar toda acción militar. Esta es una supervivencia del oportunismo.
- Algunos camaradas hacen caso omiso de las condiciones subjetivas y objetivas, padecen del mal de la precipitación revolucionaria, no quieren entregarse al trabajo duro, cuidadoso y minucioso entre las masas y, llenos de ilusiones, sólo aspiran a realizar grandes cosas. Esta es una supervivencia del putchismo[1].
El punto de vista puramente militar se origina en:
- Un bajo nivel político. De ahí la falta de conciencia sobre el papel de la dirección política en el Ejército y sobre la diferencia radical que existe entre el Ejército Rojo y el ejército blanco.
- La mentalidad de tropas mercenarias. En diferentes batallas hemos hecho gran número de prisioneros, y estos elementos, al incorporarse al Ejército Rojo, traen consigo una marcada mentalidad mercenaria, creando así en los niveles inferiores un terreno favorable al punto de vista puramente militar.
- De las dos causas anteriores surge una tercera: exceso de confianza en la fuerza militar y desconfianza en la fuerza de las masas populares.
- El hecho de que el Partido no haya prestado una eficaz atención al trabajo militar ni lo haya discutido en forma activa, es también causa de la aparición del punto de vista puramente militar entre cierto número de camaradas.
Métodos de rectificación:
- Elevar el nivel político de los miembros del Partido por medio del trabajo de educación, extirpar las raíces teóricas del punto de vista puramente militar y hacer claridad sobre la diferencia radical que existe entre el Ejército Rojo y el ejército blanco. Al mismo tiempo, eliminar las supervivencias del oportunismo y del putchismo y acabar con el seccionalismo en el 4.ƒ Cuerpo de Ejército.
- Intensificar la preparación política de los oficiales y soldados y, en especial, la educación de los ex prisioneros. Paralelamente, hacer que los organismos locales del Poder seleccionen, en la medida de lo posible, a obreros y campesinos experimentados en la lucha para incorporarlos al Ejército Rojo, con el objeto de debilitar e incluso erradicar, en el plano organizativo, el punto de vista puramente militar.
- Llamar a las organizaciones locales del Partido a criticar a las organizaciones del Partido en el Ejército Rojo, y llamar a los organismos del Poder popular a criticar al Ejército Rojo, a fin de influir sobre las organizaciones del Partido en el Ejército Rojo, así como sobre sus oficiales y soldados.
- El Partido debe prestar una eficaz atención al trabajo militar y discutirlo activamente. Todo trabajo debe ser discutido y decidido por el Partido antes de ser puesto en práctica por las masas.
- Elaborar los reglamentos del Ejército Rojo, en los que se definirán con claridad sus tareas, las relaciones entre su aparato militar y su aparato político, las relaciones entre el Ejército Rojo y las masas populares, y los poderes y funciones de los comités de soldados y sus relaciones con los organismos militares y políticos.
SOBRE EL ULTRADEMOCRATISMO
Desde que el 4.ƒ Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo aceptó las directivas del Comité Central del Partido, las manifestaciones de ultrademocratismo han disminuido notablemente. Por ejemplo, las decisiones del Partido se ejecutan ahora relativamente bien; ya nadie presenta demandas erróneas tales como la de aplicar en el Ejército Rojo el “centralismo democrático de abajo arriba” o la de “someter todo asunto primero a la discusión de los niveles inferiores y luego a la decisión de los niveles superiores”. Pero, en realidad, esta disminución es sólo temporal y aparente, y no significa aún la eliminación de las ideas ultrademocráticas. En otras palabras, el ultrademocratismo sigue profundamente arraigado en la conciencia de muchos camaradas. Prueba de ello es el desgano que se manifiesta en diversas formas al cumplir las decisiones del Partido.
Métodos de rectificación:
- Extirpar en el plano teórico las raíces del ultrademocratismo. Es preciso señalar, en primer lugar, que el peligro del ultrademocratismo consiste en que perjudica e incluso desintegra por completo la organización del Partido, y debilita e incluso destruye totalmente la capacidad combativa del mismo, imposibilitándolo para cumplir sus tareas en la lucha y causando, por consiguiente, la derrota de la revolución. En segundo lugar, hay que señalar que el origen del ultrademocratismo es la aversión individualista de la pequeña burguesía a la disciplina. Una vez introducida en él Partido, esta aversión se traduce en ideas ultrademocráticas en lo político y lo organizativo, ideas absolutamente incompatibles con las tareas de lucha del proletariado.
- Aplicar rigurosamente en el plano organizativo la democracia bajo una dirección centralizada. Esto se realizará conforme a las siguientes normas :
1) Los organismos dirigentes del Partido deben tener una línea correcta de orientación y encontrar soluciones cuando surgen problemas, a fin de erigirse en auténticos centros de dirección.
2) Los organismos superiores deben conocer bien la situación de los organismos inferiores y la vida de las masas, a fin de tener una base objetiva para dirigir con acierto.
3) Ningún organismo del Partido, cualquiera que sea su nivel, debe resolver los problemas a la ligera. Toda decisión, una vez adoptada, debe ponerse en práctica con firmeza.
4) Cualquier decisión de alguna importancia de los organismos superiores del Partido debe ser transmitida cuanto antes a los organismos inferiores y a los militantes de base del Partido. El método para hacerlo es celebrar reuniones de activistas, o asambleas de célula, o incluso reuniones generales de los miembros del Partido en una columna (cuando las circunstancias lo permitan), y designar camaradas para que presenten informes en dichas reuniones.
5) Los organismos inferiores y los militantes de base del Partido deben discutir en detalle las directivas de los organismos superiores, con el objeto de comprender a fondo su significado y determinar los métodos para llevarlas a efecto.
SOBRE CONCEPTOS AJENOS A LOS PRINCIPIOS DE ORGANIZACION
Los conceptos ajenos a los principios de organización, existentes en la organización del Partido en el 4.ƒ Cuerpo de Ejército, se manifiestan en:
- La no subordinación de la minoría a la mayoría. Por ejemplo, cuando la minoría ve rechazada una proposición suya, no pone en práctica con sinceridad la decisión del Partido.
Métodos de rectificación:
- En las reuniones, estimular a los participantes a expresar plenamente sus opiniones. Aclarar lo justo y lo erróneo en toda cuestión en controversia y no tolerar ni la conciliación ni la negligencia. Si la cuestión no logra resolverse en una reunión, puede ser discutida en otra (siempre que ello no afecte al trabajo), a fin de llegar a una conclusión clara.
- La disciplina del Partido exige, entre otras cosas, que la minoría se someta a la mayoría. Si la opinión de la minoría ha sido rechazada, ésta debe apoyar la decisión aprobada por la mayoría. Si lo estima necesario, puede volver a presentar el asunto en la reunión siguiente para su consideración, pero de ningún modo debe actuar en contra de la decisión ya adoptada.
- Críticas que no observan los principios de organización:
- La crítica dentro del Partido es un arma para fortalecer sus organizaciones y aumentar su capacidad de combate. Pero en la organización del Partido en el Ejército Rojo, la crítica a veces adquiere otro carácter: se convierte en ataque personal. A consecuencia de ello, son perjudicados tanto los individuos como la organización del Partido. Esta es una manifestación de individualismo pequeñoburgués. El método de rectificación es ayudar a los miembros del Partido a comprender que la crítica tiene por objeto aumentar la capacidad de combate del Partido a fin de lograr la victoria en la lucha de clases, y que no debe ser utilizada como instrumento para ataques personales.
- Muchos miembros del Partido no hacen sus críticas dentro del Partido, sino fuera de él. Esto se explica porque los militantes en general aún no entienden la importancia de la organización del Partido (sus reuniones, etc.) y creen que la crítica hecha fuera de la organización no difiere en nada de la realizada dentro de ella. El método de rectificación es educar a los militantes para que se den cuenta de la importancia de la organización del Partido y comprendan que toda crítica a sus comités o a los camaradas debe hacerse en las reuniones del Partido.
SOBRE EL IGUALITARISMO ABSOLUTO
En ciertos momentos el igualitarismo absoluto ha tomado proporciones muy serias en el Ejército Rojo. He aquí algunos ejemplos. En lo que atañe a las asignaciones para soldados heridos, hay quienes objetan la diferenciación entre casos graves y leves y reclaman la misma suma para todos. Si un oficial va a caballo, no lo consideran como algo necesario para el cumplimiento de sus deberes, sino como signo de desigualdad. Exigen una distribución absolutamente igual de las provisiones y se oponen a que ciertas secciones, en circunstancias especiales, reciban un poco más que las otras. En el acarreo de arroz, exigen que todo el mundo lleve la misma carga, sean niños o adultos, sean débiles o fuertes. Reclaman igualdad en la asignación de alojamientos y llegan hasta renegar porque el Estado Mayor ocupa una habitación algo más amplia. Pretenden una distribución igual de tareas y se muestran renuentes a hacer un poco más que los demás. Sucede incluso que, cuando hay dos heridos y una sola camilla, prefieren no llevar a ninguno antes que llevar a uno solo. El igualitarismo absoluto, como lo demuestran estos ejemplos, es todavía muy serio entre oficiales y soldados del Ejército Rojo.
Al igual que el ultrademocratismo en el plano político, el igualitarismo absoluto es producto de la economía artesana y de la pequeña economía campesina. La única diferencia consiste en que el uno se manifiesta en la vida política y el otro en la vida material.
Métodos de rectificación: Es preciso señalar no sólo que antes de la abolición del capitalismo, el igualitarismo absoluto es una simple ilusión de campesinos y pequeños propietarios, sino que además, la igualdad absoluta no podrá existir incluso bajo el socialismo, ya que los bienes materiales serán distribuidos entonces conforme al principio: “De cada uno, según su capacidad; a cada uno, según su trabajo”, y de acuerdo con las exigencias del trabajo. La distribución de los bienes materiales entre el personal del Ejército Rojo debe ser más o menos nivelada, como en el caso de igual paga para oficiales y soldados, porque así lo requieren las circunstancias actuales de nuestra lucha. Pero el irrazonable igualitarismo absoluto debe ser combatido porque no responde a las necesidades de la lucha, y por el contrario, la entorpece.
SOBRE EL SUBJETIVISMO
Existe un alto grado de subjetivismo entre cierto número de miembros del Partido, lo cual perjudica gravemente el análisis de la situación política y la orientación del trabajo. Pues el análisis subjetivista de la situación política y la orientación subjetivista del trabajo conducen inevitablemente o al oportunismo, o al putchismo. Y la crítica subjetivista, las habladurías infundadas y la sospecha mutua dentro del Partido engendran a menudo disputas sin principios y minan su organización.
Con relación a la crítica en el seno del Partido, es preciso mencionar otro punto: al hacer críticas, algunos camaradas pasan por alto las cuestiones importantes y limitan su atención a las mezquinas. No comprenden que la tarea principal de la crítica es indicar los errores políticos y de organización. Por lo que respecta a los defectos personales, a menos que estén vinculados a errores políticos o de organización, no hay que censurarlos demasiado para no sumir a los camaradas en el desconcierto. Además, si este tipo de crítica se desarrolla, la atención de los miembros del Partido se concentrará exclusivamente en los defectos de poca importancia, y todos se volverán tímidos y cautelosos y olvidarán las tareas políticas del Partido, lo que implica un grave peligro.
Métodos de rectificación: Principalmente, educar a los miembros del Partido de modo que un espíritu político y científico impregne su pensamiento y la vida interna del Partido. A fin de alcanzar este objetivo, es preciso: 1) enseñar a los militantes a aplicar el método marxista-leninista en el análisis de la situación política y en la apreciación de las fuerzas de clase, en vez de analizar y apreciar en forma subjetivista; 2) orientar la atención de los miembros del Partido hacia las investigaciones y estudios socio-económicos, para que sobre esa base determinen las tácticas de lucha y los métodos de trabajo; hacer comprender a los camaradas que sin investigar las condiciones reales, caerán en el pozo de la ilusión y el putchismo, y 3) evitar el subjetivismo, los juicios arbitrarios y la trivialidad en la crítica dentro del Partido; toda afirmación debe fundarse en hechos y toda crítica debe tener sentido político.
SOBRE EL INDIVIDUALISMO
Las tendencias individualistas en la organización del Partido en el Ejército Rojo se manifiestan como sigue:
- Espíritu vengativo. Algunos camaradas, al ser criticados dentro del Partido por camaradas soldados, buscan oportunidades de vengarse fuera de él. Golpear e insultar es uno de los medios de venganza a que recurren. También buscan el desquite dentro del Partido: “Tú me has criticado en esta reunión, en la próxima hallaré la manera de que me las pagues.” Semejante espíritu vengativo, nacido exclusivamente de consideraciones personales, pasa por encima de los intereses de la clase y del Partido en su conjunto. No está dirigido contra las clases enemigas, sino contra personas de nuestras propias filas. Es una especie de corrosivo que debilita la organización y su capacidad de combate.
- Grupismo. Algunos camaradas sólo se preocupan por los intereses de su pequeño grupo y hacen caso omiso de los intereses generales. Aunque en apariencia esta actitud no está movida por intereses personales, implica en realidad el más estrecho individualismo y tiene un fuerte efecto corrosivo y centrífugo. El grupismo ha estado siempre muy difundido en el Ejército Rojo; esta situación ha mejorado ahora gracias a las críticas, pero aún quedan remanentes, y se requieren nuevos esfuerzos para superarlos.
- Mentalidad mercenaria. Algunos camaradas no comprenden que el Partido y el Ejército Rojo, a los que pertenecen, son instrumentos para realizar las tareas de la revolución. No comprenden que ellos mismos son protagonistas de la revolución, y se sienten responsables sólo ante sus superiores y no ante la causa revolucionaria. Esta mentalidad mercenaria y pasiva hacia la revolución es también una manifestación de individualismo. La existencia de tal mentalidad explica por qué no tenemos muchos activistas que dediquen incondicionalmente todas sus fuerzas a la revolución. Si no se elimina esta mentalidad, no podrá aumentar el número de activistas y la pesada carga de la revolución seguirá sobre los hombros de unos pocos, con gran perjuicio para nuestra lucha.
- Búsqueda de una vida cómoda. En el Ejército Rojo existen no pocas personas cuyo individualismo se manifiesta en su anhelo de comodidades. Siempre esperan que su unidad marche a las grandes ciudades. Quieren ir allí no a trabajar sino a pasarlo bien. Lo que más les desagrada es trabajar en las zonas rojas, donde la vida es dura.
- Pasividad en el trabajo. Algunos camaradas adoptan una actitud pasiva y dejan de trabajar apenas algo va en contra de sus deseos. Esto se debe principalmente a que nuestra labor de educación es insuficiente, pero a veces se debe también a la forma inadecuada en que algunos dirigentes resuelven los problemas, asignan las tareas o aplican las medidas disciplinarias.
- El deseo de abandonar el ejército. Va en aumento el número de personas que solicitan retirarse del Ejército Rojo para pasar al trabajo local. Esto no se debe exclusivamente a razones de carácter personal, sino también a lo siguiente: 1) condiciones materiales de vida demasiado penosas en el Ejército Rojo; 2) cansancio, producido por la larga lucha, y 3) forma inadecuada en que algunos dirigentes resuelven los problemas, asignan las tareas o aplican las medidas disciplinarias.
Métodos de rectificación: En primer lugar, intensificar el trabajo de educación a fin de superar ideológicamente el individualismo. Luego, resolver los problemas, asignar las tareas y aplicar las medidas disciplinarias en forma adecuada. Además, esforzarse por mejorar las condiciones materiales de vida en el Ejército Rojo y aprovechar todas las oportunidades posibles para el descanso y la reorganización: En nuestro trabajo de educación debemos explicar que, por su origen social, el individualismo es un reflejo dentro del Partido de las ideas pequeñoburguesas y burguesas.
SOBRE LA MENTALIDAD DE “INSURRECTOS ERRANTES”
La mentalidad de “insurrectos errantes” en el plano político ha surgido en el Ejército Rojo, debido a la existencia en el país de una enorme masa de vagabundos, especialmente en las provincias del Sur, y a la incorporación de un gran número de estos elementos al Ejército. Esta mentalidad se manifiesta como sigue: 1) Algunas personas no están dispuestas a emprender la ardua tarea de crear bases de apoyo y establecer el Poder popular para ampliar nuestra influencia política, sino que pretenden ampliarla sólo mediante acciones guerrilleras errantes. 2) Para engrosar las filas del Ejército Rojo, no siguen la línea de incrementar los destacamentos locales de guardias rojos y las unidades locales del Ejército Rojo hasta transformarlos en fuerzas regulares de éste, sino la línea de “reclutar soldados y comprar caballos” y “alistar desertores y admitir amotinados”. 3) No tienen paciencia para luchar arduamente junto a las masas, y sólo desean ir a las grandes ciudades para comer y beber a sus anchas. Todas estas manifestaciones de la mentalidad de “insurrectos errantes” estorban enormemente el cumplimiento de las justas tareas del Ejército Rojo; por eso la eliminación de esta mentalidad es un importante objetivo de la lucha ideológica dentro de la organización del Partido en el Ejército Rojo. Hay que comprender que, en las condiciones actuales, ya es inadmisible actuar al estilo de los “insurrectos errantes” tipo Juang Chao[2] y Li Chuang[3].
Métodos de rectificación:
- Intensificar el trabajo de educación y criticar las ideas incorrectas para eliminar la mentalidad de “insurrectos errantes”.
- Intensificar, entre las unidades básicas del Ejército Rojo y entre los prisioneros recién incorporados, la labor educativa para combatir el espíritu de vagabundo.
- Conseguir que activistas obreros y campesinos experimentados en la lucha se alisten en el Ejército Rojo, a fin de cambiar su composición.
- Crear nuevas unidades del Ejército Rojo entre las masas de obreros y campesinos empeñadas en la lucha.
SOBRE LAS SUPERVIVENCIAS DEL PUTCHISMO
En la organización del Partido en el Ejército Rojo ya se ha combatido el putchismo, pero insuficientemente. Por consiguiente, existen todavía vestigios de putchismo en el Ejército Rojo. Sus manifestaciones son: 1) la actuación a ciegas, sin tener en cuenta las condiciones subjetivas y objetivas; 2) la aplicación incompleta e irresoluta de nuestra política para las ciudades; 3) el relajamiento de la disciplina militar, especialmente en momentos de derrota; 4) el incendio de casas, que algunas unidades todavía cometen, y 5) el fusilamiento de desertores y la aplicación de castigos corporales, prácticas de carácter putchista. El putchismo es, por su origen social, una combinación de la ideología lumpemproletaria y la pequeñoburguesa.
Métodos de rectificación:
- Eliminar ideológicamente el putchismo.
- Corregir el comportamiento putchista mediante la adopción de reglamentos y medidas políticas apropiados.
NOTAS
[1] Durante un breve período después de la derrota de la revolución en 1927 surgió en el Partido Comunista una tendencia putchista de “izquierda”. Considerando que la revolución china era, por su carácter, una “revolución permanente” y que se encontraba en una situación de “ascenso ininterrumpido”, los putchistas se negaron a organizar una retirada ordenada y, adoptando métodos autoritarios y confiando sólo en un pequeño número de miembros del Partido y un pequeño sector de las masas, trataron erróneamente de realizar en todo el país una serie de levantamientos locales que no tenían perspectiva alguna de éxito. Tales acciones putchistas se extendieron a fines de 1927, pero fueron cesando hacia comienzos de 1928, aunque entre algunos militantes subsistieron sentimientos en favor del putchismo.
[2] Líder de una sublevación campesina ocurrida a fines de la dinastía Tang. En el año 875, partiendo de su tierra natal Tsaochou (hoy distrito de Jetse, provincia de Shantung), dirigió a los campesinos armados en victoriosos combates contra las fuerzas imperiales y se hizo llamar “Gran General que Asalta el Cielo”. En el curso de una década, barrió la mayoría de las provincias en las cuencas del río Amarillo, el río Yangtsé, el río Juai y el río de la Perla, llegando hasta Kuangsí. Finalmente irrumpió por el paso de Tungkuan, tomó la capital imperial, Changan (hoy Sían, provincia de Shensí), y se hizo coronar como Emperador de Chi. Las disensiones internas y los ataques de las tropas de la tribu Shatuo, aliada de los Tang, obligaron a Juang Chao a abandonar Changan y retirarse a su tierra natal, donde se suicidó. La guerra que sostuvo durante diez años, es una de las guerras campesinas más célebres en la historia de China. Los historiadores dinámicos escriben que en aquella época “todos los que sufrían la pesada carga de los impuestos se sumaban a él”. Pero como Juang Chao se limitó a llevar a cabo operaciones móviles sin crear bases de apoyo relativamente sólidas, sus hombres fueron calificados de “insurrectos errantes”.
[3] Li Chuang, o Li Tsi-cheng, nativo del distrito de Michi, provincia de Shensí, fue dirigente de una sublevación campesina que condujo al derrocamiento de la dinastía Ming. La sublevación empezó en el Norte de Shensí en 1628. Li Tsi-cheng se unió a las fuerzas insurrectas dirigidas por Kao Ying-siang, avanzó sobre Jonán y Anjui y volvió luego a Shensí. Después de la muerte de Kao Ying-siang en 1636, Li lo sucedió bajo el nombre de Rey Chuang. Avanzó sobre las provincias de Shensí, Sechuán, Jonán y Jupei y finalmente, en 1644, tomó Pekín, la capital del imperio, hecho que llevó al suicidio al último emperador Ming. La principal consigna que Li Tsi-cheng dirigía a las masas populares era: “Apoyad al Rey Chuang y no pagaréis impuestos en grano. ” Otra consigna que formuló a fin de establecer una rigurosa disciplina entre sus hombres fue: “Todo asesinato será considerado como asesinar a mi padre, y toda violación, como violar a mi madre.” Así conquistó el apoyo de las masas, y su movimiento se convirtió en la corriente principal dentro de las sublevaciones campesinas que en aquel entonces se producían en todo el país. Sin embargo, como tampoco estableció bases de apoyo más o menos sólidas y vagó continuamente de un lugar a otro, terminó siendo derrotado por Wu San-kui, general de los Ming, quien se coludió con las tropas Ching en un ataque conjunto contra Li.