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Pejotismo, progresismo o antiimperialismo

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Pasadas las elecciones se abre un complejo pero a la vez interesante panorama político para las fuerzas populares. Es complejo porque es previsible que el gobierno de Macri considere haber reunido los votos suficientes para redoblar su apuesta neoliberal. Y así querrá relanzar su reforma laboral, que ya comenzó en Vaca Muerta (petróleo) y Toyota (automotrices).

Otro ejemplo. Los popes de la industria petrolera confirmaron que luego del comicio elevarán el precio de los combustibles, entre un 8 y 10 por ciento, aprovechando la liberación de precios y falta de controles del Estado concedidos por Juan J. Aranguren.

Si los datos del frente económico y social son muy preocupantes, también lo son otros que hacen a la vida y los derechos humanos. Se han cumplido 77 días de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, víctima de la Gendarmería en la represión a la comunidad mapuche en Chubut.

Eso es gravísimo, igual que el secuestro de Milagro Sala y su transferencia forzada a la cárcel en Jujuy, poniendo en riesgo su vida. Los 150 genocidas que gozan del beneficio de detención domiciliaria, en cambio, son tratados como príncipes.

Tanto en el caso de Maldonado como en el de Sala, las decisiones de Macri, responsable de esas violaciones a los derechos humanos, son decididas por una justicia funcional a la comisión de esos delitos y justificadas por la prensa monopólica.

Luego de los comicios vamos a enfrentar a un gobierno aún más reaccionario y agresivo, empeñado en nuevas campañas contra el salario, el empleo, las paritarias, las jubilaciones y pensiones, etc. Y es previsible más represión policial a la protesta social.

 

DOS FRENTES

La caracterización que el PL tiene del presidente no cambia ni un ápice: es el gobierno de los monopolios. En consecuencia, seguimos en la vereda de enfrente, en una trinchera opositora y antiimperialista. Somos opositores totales y queremos derrotarlo a Macri cuanto antes. Mientras antes lo echemos de la Casa Rosada, tanto mejor para los intereses democráticos, nacionales y populares.

Hay que dar esa pelea en los dos frentes.

El frente principal es el de la lucha de calles, por los objetivos y reivindicaciones planteadas por los distintos movimientos de masas, la defensa de las conquistas de los trabajadores y la derrota de la reforma laboral inspirada desde Brasil. Deben volver las asambleas, paros, manifestaciones, abandonos de fábrica, ocupaciones, piquetes, los paros parciales y generales, etc.

El otro frente importante es el político-parlamentario. Junto con los viejos y nuevos legisladores del campo nacional y popular debemos tener bloques políticos bien definidos, apartando a los traidores, pusilánimes y corruptos que tienden a acordar con Macri. Con los legisladores más afines hay que elaborar proyectos de ley que aseguren el salario, el empleo, las jubilaciones y partidas sociales, para convocar a marchas al Congreso en demanda del debate, votación y puesta en marcha.

 

FRENTE ANTIIMPERIALISTA

Para dar la pelea contra Macri y los grandes empresarios que arruinan a nuestro pueblo y nuestra Nación, hay que contar con dos armas bien afiladas, dispuestos a usarlas en la pelea y ganarla.

Por un lado está el plano gremial y reivindicativo, lo fabril y sindical pero que abarca también a los organismos de desocupados, los DD HH, centros de estudiantes, cooperativas, pueblos originarios, ecologistas, pequeños productores e industriales nacionales, etc.

Menudo trabajo le aguarda a las ABC, para llegar a los conflictos, sumar dirigentes y delegados a las luchas de los gremios combativos, llevar la solidaridad a puertas de fábricas, coordinar sobre todo con las dos CTA y los sectores más rescatables de la CGT como la Corriente Federal de Trabajadores.

Y la otra herramienta, tan demorada como súper necesaria, es la unidad antiimperialista. Una vez que pasen las elecciones puede que esa necesidad sea mejor comprendida, porque no podrán usarse tanto los argumentos oportunistas de sumar votos y dirigentes de cualquier manera. Se podrán privilegiar los programas y objetivos de lucha popular. Habrá que valorar a la gente y las organizaciones sociales y políticas por su naturaleza y su capacidad de trabajo y militancia, por su compromiso con los ideales de bienestar popular, la democracia real y la soberanía argentina y latinoamericana, sin el marketing y el palabrerío de los spots publicitarios.

El PL reitera su propuesta, que viene haciendo desde hace años: formar un frente antiimperialista que se plantee expropiar a Techint y Acindar, estatizar la banca y el comercio exterior, suspender el pago de la deuda externa, defender la ley de medios y aplicarla más duro contra Clarín, cortar todos los subsidios a los monopolios y dar apoyo a las Pymes y productores nacionales, reponer las retenciones a las exportaciones de granos y a las mineras, impedir la importación masiva de productos que arruinan a la producción nacional y poner punto final a la bicicleta financiera.

Con esas ideas-base debemos atender el consejo guevarista y ser capaces de unirnos los peronistas combativos, la izquierda revolucionaria y lo mejor del espectro nacional y popular, en un frente político contra los monopolios. Si no lo hacemos querrá decir que no hemos aprendido nada. Y será la antesala de nuevas derrotas.

 

 

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