Internacionales
¡Bienvenido a Nueva York, Oscar!
Berta Joubert-Ceci (Partido Mundo Obrero, de EE UU)
Miembros de la Diáspora Boricua y muchas personas solidarias con la causa de la liberación puertorriqueña celebran la presencia del ex prisionero político Oscar López Rivera en la Ciudad de Nueva York.
La junta directiva del Desfile Nacional Puertorriqueño de Nueva York había seleccionado honrar a López Rivera. Como explican en su página nprdpinc.org, “La intención de integrar a López Rivera en el desfile es para honrar el compromiso y el trabajo duro de miles de personas, puertorriqueños o no – cuyos esfuerzos contribuyeron a la conmutación de su sentencia. Al mismo tiempo, buscamos dar a conocer la historia de Oscar López Rivera, la grave situación colonial en Puerto Rico y las cuestiones de identidad que siguen surgiendo, incluso hoy”.
Sin embargo, voces corporativas y colonialistas rápidamente comenzaron a amenazar. Las corporaciones, entre ellas la AT&T, Coca-Cola, los Yankees, JetBlue, Univision y Goya Foods retiraron sus auspicios. Grupos y personas políticas de derecha como el gobernador de NY Andrew M. Cuomo, la policía y los bomberos dijeron que no marcharían. Políticos derechistas puertorriqueños tanto en EUA como en PR también unieron sus voces a esta protesta, incluyendo al actual gobernador de PR Ricardo Roselló quien – incongruentemente – había abogado por la excarcelación de López Rivera.
Para dar fin a la creciente división entre las y los puertorriqueños, López Rivera escribió a la Junta del Desfile rechazando su designación: “En vez de ser homenajeado, estoy otorgando ese honor, como indiqué en una publicación el 1 de junio, “a nuestros pioneros que vinieron a Estados Unidos y abrieron puertas”. “Como también manifesté en el editorial publicado, marcharé en la parada, como un humilde puertorriqueño y abuelo, quien, a los 74 años, tras servir 35 años en la cárcel, continúa comprometido a ayudar a levantar consciencia sobre la crisis en Puerto Rico”. (telemundopr.com, 2 de junio)
La presencia estelar de este héroe boricua en el desfile ha resaltado lo que realmente se perfila en la nación puertorriqueña: la lucha por la sobrevivencia misma de la puertorriqueñidad frente al inmenso ataque del capitalismo imperialista, representado con más ímpetu en PR por las fuerzas anexionistas a los Estados Unidos. Vuelve a desarrollarse lo que siempre ha existido en PR desde la invasión yanqui en 1898: la confrontación entre el imperialismo y la independencia.
Ahora que el pueblo boricua se enfrenta a la asesina embestida de una Junta de Control Fiscal – el verdadero gobierno en PR – que representa los intereses capitalistas estadounidenses impuesta por el mismo Congreso de los Estados Unidos, se intenta amordazar nuevamente las expresiones de liberación.
En este aniversario número 60 del Desfile Puertorriqueño de NY – y a los 100 años de la imposición de la nacionalidad estadounidense sobre el pueblo boricua – hay que recordar los orígenes del desfile.
Nació por el esfuerzo de superar el racismo y la xenofobia que experimentaron las y los primeros boricuas que tuvieron que emigrar a NY en los años 50. Para traer un sentido de comunidad y solidaridad patria dentro de esas frías entrañas neoyorquinas.
Pero también nos recuerda el autor Nelson Denis en su artículo El profundo secreto del Desfile Puertorriqueño, que su origen solo fue apenas a un año de haberse derogado la criminal Ley 53 o Ley de la Mordaza en PR. Bajo esta ley se imponían diez años de cárcel a quienes tuvieran una bandera de PR, a quienes cantaran el himno nacional, a quienes dijeran una sola palabra en contra de la tiranía estadounidense. Por nueve años el pueblo boricua vivió bajo esta mordaza que significó el arresto de miles – según el citado artículo fueron arrestadas 3.000 personas en una sola semana, incluyendo niños de 8 años.
La presencia de miles de banderas puertorriqueñas en el desfile – y por extensión – el profundo amor a esa bandera de toda persona boricua se remonta tal vez a esta prohibición, consciente o inconscientemente.
Hoy, cuando la mayoría del pueblo boricua reside en los Estados Unidos como resultado de la ola migratoria más grande de la historia de PR por la falta de empleos y recursos en el archipiélago. Ahora, cuando la presencia de Oscar López representa ese afán de unidad, de búsqueda de una solución real a la inmensa crisis social, política y económica del archipiélago boricua, solución que solo podría ser en beneficio del pueblo bajo la independencia como única fórmula de verdadera soberanía, se pretende amordazar las voces libertarias.