SÍGANOS EN

Vidas y Luchas de VC - Tomo 1

8. Crítica al foquismo

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Pocos meses antes de que se fundara Vanguardia Comunista como organización tendiente a reconstituir el partido marxista leninista en la Argentina, sus futuros miembros integraban el Partido Socialista de Vanguardia (PSAV). En su condición de Secretario Político del mismo, el camarada Elías Semán, desaparecido por la dictadura fascista de Videla en 1978, redactó un trabajo encargado por la dirección nacional que se tituló “El partido marxista leninista y el guerrillerismo” (1).  

Allí se expusieron algunas de las ideas fundamentales que sustentaron la experiencia de Vanguardia Comunista lanzada como tal en abril de 1965 (2) –hoy Partido de la Liberación- y que estuvieron por detrás de sus proyectos y posturas.

Así los compañeros de entonces definieron aspectos claves del proceso de lucha de clases de la Argentina. En primer lugar, que solamente la izquierda es capaz de construir la herramienta necesaria para dirigir un cambio revolucionario, por lo que no se puede hacer “entrismo”, seguir al peronismo ni esperar de otras fuerzas burguesas que lleven a cabo esta tarea. Al contrario, marcaron el papel frenador y burgués del peronismo sin cuya denuncia y superación no sería posible avanzar en la conciencia y la formación del partido de la clase, citando a Lenin cuando afirmaba que sin el control de los sindicatos no debía siquiera intentarse la toma del poder.

Esta idea no significa despreciar las experiencias que lleven a cabo sectores medios o de otros grupos políticos que pueden coadyuvar a un proyecto revolucionario, sino que implica que nunca debe renunciarse a imprimir el sesgo obrero y popular a las luchas, ni regalar su dirección.

Asimismo, de esta primera tesis se desprendía la preocupación como cuestión principal sobre la polémica en el movimiento comunista internacional de aquella época-década del sesenta- entre la URSS y el PC Chino, ya que Semán y sus compañeros planteaban que era una necesidad la derrota del revisionismo ruso, y en tal sentido reconocían el papel dirigente del PCCh. y la invalorable unidad a través del internacionalismo proletario.  

Hay que tener en cuenta, además, que en esto último descansaba buena parte de la confianza en las condiciones del triunfo revolucionario, por lo cual, al desaparecer actualmente buena parte del campo socialista, la situación es diferente. Ahora este intento, para llevarse a cabo deberá remitirse principalmente a las condiciones regionales y específicas, debiendo entonces trabajarse con más conocimiento y manejo de lo que ocurre en cada país.

El trabajo constituye un aporte invalorable a la teoría revolucionaria ya que define y desenmascara la desviación revisionista que claudicara en la tarea revolucionaria de combatir por la toma del poder, y de los que por izquierda yerran el camino como el foquismo incluyendo además al troskismo.  

El “Turco” se luce con caracterizaciones correctas y científicas de la Argentina, país capitalista dependiente con heterogéneo desarrollo interno y protagonismo de la clase obrera en las luchas modernas a partir de fines del siglo XIX. Ello lo une con un análisis exhaustivo de la teoría marxista leninista para abrevar en cuanto al papel del partido de la clase obrera y de esta misma en el proceso revolucionario como estado mayor dirigente.  

Desde estos dos campos, avanza desmenuzando críticamente los postulados del guerrillerismo asentado en primer término en otorgarle un rol desmedido al campesinado y los sectores más empobrecidos. Esta es una cuestión que sigue siendo actual, la idea de que mientras más pobre y marginal, más revolucionario y dirigente, concepto descartado de plano por el “Turco” Semán. Así, citaba a Lenin cuando sostenía que los obreros metalúrgicos en Rusia eran la vanguardia de la clase, aún cuando hubiera entre ellos sectores “aristocratizados”, cuando incluso esto último no era la realidad del tercer mundo.  

En segundo lugar, la teoría guerrillerista, a la par de desdibujar la actuación partidaria, suplantaba a la clase obrera, equivocación que se pudo apreciar en la práctica en el accionar de varias organizaciones de esta clase, en la década del setenta, cuando intentaron realizar tareas que solamente la movilización obrera con sus dirigentes podía lograr.  

Justificaban muchos de estos principios en que militarmente es más factible desarrollar la guerra en el campo, lo que es conocido como la teoría de la inaprehensibilidad.  

Para el PSAV de Semán y demás camaradas, la tarea primordial de ese momento era la formación del partido marxista leninista, que constituía el mejor modo de vengar a los guerrilleros torturados y muertos en el foco del Comandante Segundo –Jorge Masseti- de Salta, los que en esa época habían caído en manos de la Gendarmería, considerándose compañeros a estos luchadores a la par de condenarse la represión militar.  

No obstante, hicieron oír sus críticas a los postulados teóricos que estaban detrás de esta experiencia foquista, extendiéndolas a aquellos que desde distintas organizaciones y publicaciones supuestamente acordaban con la formación del partido de la clase obrera, pero que en forma oportunista seguían esta senda equivocada.  

Así se revisaba críticamente a “Vanguardia Revolucionaria”, grupo escindido del Partido Comunista que editaba la revista “Táctica”; los Círculos Recabarren con su revista “El Obrero”, y a la publicación “Revista Pasado y Presente”, No.4, especialmente un artículo de su máximo exponente, José “Pancho” Aricó, titulado “Examen de conciencia”.

Demostrando un manejo acabado del conjunto de estas posturas, arremetía Semán contra puntos de vista de intelectuales que hasta el día de hoy gozan de predicamento como los de Aricó, desmenuzando sus planteos y refutándolos claramente.

Quizás el aspecto clave fue el relativo al rol que tuvo la clase obrera en la Argentina, que acertadamente Semán sostenía que había encabezado las luchas desde fines del siglo diecinueve en adelante y que jugaría un rol fundamental y dirigente, rescatando como Lenin al sector de los metalúrgicos. En este sentido, Semán contradijo las tesis guerrilleristas de que Latinoamérica formaba un solo país, y que dentro de la Argentina había dos diferentes, uno en el norte empobrecido y revolucionario y otro al sur, desarrollado y con la energía liberadora mitigada. Afirmaba, por el contrario, que la teoría leninista del desigual progreso capitalista implicaba que las naciones que forman América Latina presentan diferencias apreciables y que, por lo tanto, no es posible una sola estrategia revolucionaria válida para todas las situaciones, sino que debía contemplarse la realidad de cada una de ellas. De este modo sí es posible encarar y coordinar la necesaria acción continental contra el imperialismo y la reacción.

Por otro lado, refutándose la idea de que en las zonas industriales argentinas la conciencia era menor a la norteña, se dejaba en claro que allí anidaba el proletariado industrial –el más poderoso, en aquella época, y combativo de América del Sur-, que era el que encabezaría la lucha de masas en consonancia con los demás sectores populares del resto del país, para dar una respuesta única al poder estatal también consolidado a nivel nacional.  

Cuánto acierto y anticipación de estos revolucionarios, cuando en medio del predicamento en alza del foquismo, defendían el papel de la clase obrera que irrumpiría apenas unos años después en el Cordobazo de 1969 mostrando su potencial revolucionario y reclamando para sí la tarea principal de motor en la marcha hacia la liberación. Se demostraba así que las afirmaciones contenidas en este trabajo estaban fundadas no sólo en la teoría marxista leninista sino en la historia de las luchas y los datos objetivos de esta sociedad, motivo por el cual, la emergencia del Sitrac-Sitram, la experiencia clasista más importante de la segunda mitad del siglo veinte, dio a luz no casualmente en esta misma matriz geográfica y de clase.  

Incluso el propio Aricó, tiempo después, dedicó su atención a los obreros de Fiat pasada la influencia foquista. Varias de las falencias apuntadas en las tesis guerrilleristas volvieron a manifestarse en el PRT y algunos de sus sucesores.  

A la luz de la experiencia del setenta en la Argentina, en la que se destaca la raíz urbana de los grupos guerrilleros, apencados ahora más con las luchas obreras y populares, puede observarse que su accionar influyó en la maduración de la situación revolucionaria en la Argentina. Aún cuando fruto de la embestida represora y también por errores de su conducción fracasaron finalmente en consolidar un proyecto revolucionario, mucho jugaron seguramente las cuestiones que señalaba Semán.  

Sin embargo, como Lenin decía, el partido de la clase no debe observar como un tercero crítico estos procesos, sino asimilarlos como propios de determinados desarrollos de la violencia popular, para orientarlos e integrarlos en la lucha general sin despreciarlos ni dejarlos librados a su propia conducción pequeño burguesa.

Por eso quizás los aciertos del “Turco” Semán sobre el papel de la clase obrera metalúrgica y la necesidad del partido, debieron haber sido complementados posteriormente con una acertada táctica de violencia obrera que asimilara la rebelión armada que se alzaba en la Argentina del setenta.  

La guerrilla salteña que encabezara Masetti y sus compañeros del Ejército Guerrillero del Pueblo entre 1963 y 1964 fue abordada también en un trabajo reciente que profundiza sobre esos hechos, arrojando luz sobre varios aspectos no conocidos, como por ejemplo, que este compañero fue desaparecido por la Gendarmería Nacional Argentina. (3)  

Este estudio de la experiencia foquista confirma aspectos que señalaba Semán hace 37 años, cuando describía el campesinado al que se refieren los guerrilleristas como el semi-proletario que cultiva su tierra, a veces propietario otras arrendatario, y en ciertas épocas trabajador golondrina. A este sector evidentemente se dirige el Comandante Segundo –como se llamaba Masetti- en la carta que dirigiera al “compañero campesino”, y que no es el proletario del campo, ya que expresamente en ese documento le piden a los primeros que transmitan el contenido de la misiva a estos otros.  

Sin embargo, conviene apuntar las falencias que se advierten en esta investigación cuando al momento de las conclusiones engloba, por una parte, la postura de los compañeros que estaban formando VC desde el Partido Socialista de Vanguardia junto con las sostenidas por el Partido Comunista de Codovilla. Aquí lucen nuevamente actuales las reflexiones que hacía Semán en su trabajo, cuando afirmaba “la crítica del PCA a la guerrilla de los compañeros de Salta es una defensa de la vía pacífica para la toma del poder y una condena a la lucha armada”, acotando que solamente desde la derecha podían atacar a Masetti y su grupo.  

En este aspecto, Rot no expresa acabadamente la posición de VC, y siendo además un estudioso de la década de los sesenta y setenta, no puede ignorar que en un caso se trata de una organización de la izquierda revolucionaria y en el segundo de la expresión del revisionismo criollo que él mismo se encarga de desemascarar en varios aspectos.  

En esta misma línea, G. Rot afirma incorrectamente que se habría tratado de no revolucionarios a estos compañeros, lo cual está desmentido en el propio trabajo de Semán, el que tampoco hiciera hincapié en el origen pequeño burgués de sus componentes. Superando con creces estas chicanas, su enfoque se caracteriza por un análisis teórico e histórico y en momento alguno calificó de provocadores a estos guerrilleros, acusación típica de los revisionistas de Codovilla con quienes lamentablemente Rot los hace confluir en un mismo bloque.  

También este autor de raigambre trostkista achaca que no se efectuó un balance para comprender este episodio guerrillero y extraer enseñanzas, lo cual lejos está del contenido del trabajo analizado, que precisamente y en una conducta comunista de trabajar para cambiar el sistema y no observarlo desde los escritorios y las teorías solamente, se inmiscuye en la trayectoria histórica de la Argentina para infundir un programa acorde a las necesidades de aquella etapa y que, como se viera, resultó acertado en función de los Cordobazos y el Sitrac-Sitram que vinieron luego.  

En definitiva, es una lástima que tan interesante libro sobre la guerrilla no haya mencionado el aporte que efectuara en forma contemporánea a los hechos de Salta el camarada Semán (4), para conocimiento de los jóvenes y hombres de la Argentina interesados en la historia y la izquierda.

NOTAS

(1) Ediciones No Transar, Buenos Aires, diciembre de 1964.

(2) El primer NO TRANSAR, como órgano de Vanguardia Comunista fue el n°42, del 5-04-1965. En éste se dio a conocer como nueva organización, aunque desde principios de 1964 –un año antes- ya en este mismo periódico del PSAV se sostenían las posturas fundantes de V.C. las que pueden considerarse como parte de sus antecedentes. El mismo nombre del periódico fue utilizado por un tiempo nomás por otra fracción del anterior Partido Socialista de Vanguardia que era acaudillada por A.Latendorf. Este periódico tenía registro de la propiedad intelectual No.788.468 y su director fue Elías Semán desde el número 27.

(3) ROT, Gabriel, Los orígenes perdidos de la guerrilla en la Argentina. La historia de Jorge Ricardo Masetti y el Ejército Guerrillero del Pueblo, Ed. El Cielo por Asalto, Bs.As., 2000.

(4) El que obra para consulta del público en el Cedinci (Centro de Documentación e Investigación de las Culturas de Izquierda en la Argentina) que nos permitiera adquirir gentilmente el mismo Rot. Elías Semán fue un testigo calificado de la revolución cubana, tal como se aprecia en su libro Cuba Miliciana, Ed. Ubicación, Bs.As., 25-10-61, siendo un defensor leal y revolucionario de la misma. Conocía profundamente el foquismo y por ello hasta el momento no conocemos un aporte específico y contemporáneo a la guerrilla de Salta que haya abordado la cuestión desde el punto de vista político y teórico como él lo hiciera. Rot se limita a mencionar como expresión de la postura del PSAV que estaba construyendo Vanguardia Comunista, al n°.27 del periódico No Transar, pero hete aquí que ya desde entonces Semán era su director, por lo que pudo extraer su posición y la del

partido en forma acabada, de este trabajo y demás publicaciones descriptas en el Catálogo de Publicaciones políticas de las izquierdas argentinas (1890-2000) del Cedinci, pp.185/7.

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